Fuente de información: www.legaltoday.com
Por: Gerardo Bustos El término “compliance” nació en el sector empresarial anglosajón, pero empieza a abrirse camino en el español. También, pero aún muy tímidamente, en el sector público. Básicamente, busca la prevención de los delitos, para evitar la responsabilidad penal de las personas jurídicas. Y a ello se ha añadido también el cumplimiento de las normas y códigos de conducta, para prevenir daños en la reputación corporativa. Incluso ha generado una nueva y valorada profesión, la del “compliance officer”. Origen financiero y anglosajón El compliance ha adquirido un protagonismo cada vez mayor. En el marco empresarial privado anglosajón, este nuevo quehacer se ha abierto camino desde el sector financiero, cuya rigurosa regulación y elevadas sanciones fue la primera en generar la necesidad. Empiezan a aparecer departamentos dedicados a asegurar el cumplimiento. En un primer momento esta función deriva de la asesoría legal y tiene carácter voluntario, pero ha evolucionado hacia departamentos independientes de la asesoría legal destinados a hacer frente al cumplimiento legal y la prevención de situaciones de riesgo. En buena medida son exigidos por la creciente profusión y dureza normativa y se convierten en una pieza más de la estrategia de la empresa. ¿Qué es? En definitiva, el corporate compliance dibuja un conjunto de buenas prácticas y procedimientos destinados a garantizar que una corporación cumple con el marco normativo y reglamentario, las políticas internas, los códigos éticos y de buenas prácticas, los compromisos con terceros (clientes y proveedores). De esta manera, identifica y alerta sobre los riesgos legales y de funcionamiento en tres direcciones esenciales: de sanciones y multas, de pérdidas de reputación por incumplimientos y de costes financieros y de negocio. Identificados los posibles problemas, el gran objetivo del compliance consiste en poner en marcha los mecanismos preventivos de gestión positiva de esos riesgos, y evitar que ocurran. La primera función consiste en prevenir el delito para evitar la responsabilidad penal de las personas jurídicas, pero no es la única. Actúa también en terrenos más allá de la norma legal, como pueden ser los relacionados con la gobernanza, el comportamiento corporativo y la buena relación con consumidores y usuarios. ¿Por qué lo necesitamos? Como comentábamos antes, el compliance surge inicialmente en el entorno financiero, por su complejidad. Pero se ha extendido pronto a todo el entorno legislativa en el que la empresa desarrolla su actividad, que es cada vez más abundante, más complejo y con una respuesta administrativa más dura. A ello se une el impacto de los grandes escándalos societarios y financieros, la cascada de noticias sobre corrupción y el creciente clima social favorable a una cierta dosis de ética en los negocios. En definitiva, un marco que ha generado un caldo de cultivo favorable a la implantación de protocolos de buen gobierno, códigos éticos y planes de cumplimiento normativo. Su principal función consiste en detectar y gestionar riesgos de incumplimientos y evitar costos de todo tipo, sea financiero o de reputación. ¿Cómo se hace? Un programa de compliance actúa sobre todo en cinco direcciones:
El compliance no siempre evita los problemas, pero al menos puede ser de gran ayuda para detectar situaciones de peligro. ¿Y qué hacemos en el sector público? El sector público suele caer en la tentación de pensar que esto del compliance no va con él. Sin embargo, como hemos venido comentando, se trata de afrontar otros riesgos, no sólo el normativo y penal. Independientemente del riesgo penal, el compliance aborda también la responsabilidad social corporativa. Es decir, hablamos de la necesidad de promover un funcionamiento responsable, actuar con transparencia y mantenerse en un plano ético. Pues bien, todas estas razones son en mayor o menor medida igualmente aplicables a la empresa privada y al sector público en general. No obstante, por encima de todas ellas, la razón fundamental que debe impulsar la implantación de programas de compliance en el sector público es la necesidad de asegurar que los empleados públicos actúan bajo códigos de integridad, priorizando el interés público y funcionando con la máxima eficiencia para reducir la corrupción. Ver en: www.legaltoday.com/blogs/transversal/blog-administracion-publica/por-que-lo-llaman-compliance-cuando-quieren-decir-cumplimiento#
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